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La sostenibilidad es buena para el negocio

Nadie puede negar hoy que estamos en una situación de emergencia climática. Catástrofes naturales como la vivida el año pasado en el Amazonas y los recientes incendios registrados en Australia ciertamente son un llamado a la acción. En paralelo, las predicciones nos dicen que en 2040 la demanda energética aumentará hasta en un 40 por ciento para dar respuesta las necesidades de un mundo cada vez más conectado.  Y es justamente ésta una de las principales paradojas de nuestros tiempos: ¿cómo lograr un crecimiento de las economías y de las empresas reduciendo el uso de los recursos y el impacto medioambiental causado? La respuesta pasa necesariamente por que seamos las propias empresas las que hagamos nuestra la misión de poner freno a la emergencia climática. Como dijo nuestro CEO, Jean Pascal Tricoire hace ya unos años, “En lo que se refiere al cambio climático, no podemos ser ni pesimistas ni optimistas, debemos ser activistas”.

Por qué invertir en sostenibilidad

En 2015, el Acuerdo de París marcó un punto de inflexión en la campaña contra la amenaza climática con la firma vinculante de 195 países que se comprometían a adoptar medidas energéticas más limpias y sostenibles para cumplir con determinados objetivos mundiales. Desde entonces, gobiernos y empresas han empezado a implementar medidas de sostenibilidad para limitar el calentamiento global y lograr un aumento de la temperatura inferior a los 2ºC, medidas que no están exentas de costos. Pero en 2018 el panel internacional del cambio climático (IPCC) asesoró que era necesario que la temperatura global no superase ni 1.5ºC porque, de lo contrario, el impacto podría ser devastador. El momento de actuar es ahora.

La sostenibilidad siempre ha sido una inversión, pero hoy esta inversión afecta no sólo al futuro del planeta sino también al futuro éxito empresarial. Las tecnologías de hoy (IoT) que hacen que una empresa sea más sostenible son las mismas que hacen que sea más eficiente en sus operaciones, más productiva, más segura y más resistente. El análisis de datos nos permite tener un mayor control de los costos operacionales e identificar las áreas de mejora en cuanto a eficiencia energética. En ocasiones, el retorno de la inversión es inferior a 12 meses; todo ello deja claro que la digitalización es una solución para un futuro más sostenible.

Las empresas que se centran en los beneficios a corto plazo a expensas de la sostenibilidad a largo plazo simplemente no sobrevivirán. La sostenibilidad debe ser el objetivo final de cualquier empresa y eso significa que sostenibilidad y estrategia deben ir de la mano. Además, los costos de la inacción pueden ser importantes y si no forma parte de tu estrategia actual puedes perder tu ventaja competitiva en el mercado. A modo de ejemplo, las compañías que operan con una verdadera visión de futuro y que apuestan por la sostenibilidad han ido superando desde 2001 a las que no lo hacían. Hoy en día, el costo de ser verde puede ser sustancialmente menor que el de alternativas no sostenibles y es una oportunidad para mitigar los riesgos financieros ante el cambio climático. Ante nosotros tenemos una gran oportunidad: para la economía, para la salud de nuestras ciudades y negocios, para el mundo en su conjunto, pero sobre todo para las nuevas generaciones que están demandando vivir en un mundo mejor.

Cómo implementar medidas de sostenibilidad rentables

Ha llegado el momento de que las empresas vayamos un paso más allá de la pregunta ¿Qué puedo hacer para mejorar mi huella de carbono? y plantearnos lo siguiente:

  • ¿Exactamente cuántas emisiones CO2 necesito reducir para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París?
  • ¿Qué margen de tiempo tengo para lograr esta reducción?
  • ¿Cuándo podré alcanzar cero emisiones y convertirme en carbono neutral?

Responder a estas preguntas es el primer paso para crear los Science-Based Targets (SBT), que alinean a las empresas con los objetivos del Acuerdo de París y actúan como mecanismo para que éstas logren reducciones de emisiones consistentes y significativas año tras año.

Pero, además, desde nuestra propia experiencia y la oportunidad que nos brinda acompañar a muchas empresas en este camino, podemos afirmar sin dudarlo que la aplicación de los SBT aporta muchos beneficios a las empresas. Comparto algunos:

  • Mayor rentabilidad — Un estudio de Carbon Disclosure Project (CDP), organización que apoya a empresas y ciudades para revelar el impacto ambiental de grandes corporaciones, recoge que las organizaciones que gestionan y planifican activamente el cambio climático tienen un rendimiento un 18 por ciento mayor que otros competidores.
  • Eficiencia mejorada — Las nuevas tecnologías que ayudan en la reducción de emisiones también aportan medidas de eficiencia energética gracias al análisis de los datos que permiten la mejora de los procesos.
  • Más innovación — Los SBT son muy ambiciosos y actúan como palanca de cambio, ayudando a estimular la innovación en productos, tecnologías y servicios con bajas emisiones de carbono.
  • Mayor acceso al capital — Cada vez son más los inversionistas e instituciones financieras que exigen la divulgación de los informes de sostenibilidad. Los SBT brindan una mayor visibilidad y seguridad de sus compromisos medioambientales.

Concluyo con una pequeña reflexión: ¿es la sostenibilidad corporativa algo reputacional? Absolutamente, pero no sólo eso, ahora está en juego algo mucho mayor. Se trata de nuestras relaciones con los clientes, con nuestros proveedores, con nuestros accionistas, con inversionistas, sociedad civil, empleados y el mundo en general. Para las nuevas generaciones la sostenibilidad es mucho más importante en su toma de decisiones, y para las empresas es muy importante poder retener el talento en un mundo globalizado y satisfacer a los consumidores cada vez más exigentes. Las soluciones para la sostenibilidad corporativa ya están al alcance de todas nuestras empresas -pequeñas y grandes-, contamos con las herramientas y ahora tenemos que hacer lo necesario para aprovechar la oportunidad que tenemos enfrente. Como empresas podemos decir que no nos conformaremos con un mundo más sostenible, aspiramos a crear economías sólidas, conectadas y duraderas que estén preparadas para los retos futuros.

La COP25 de la Conferencia sobre el Cambio Climático de la ONU sucedida en Madrid a inicios de diciembre dejó en claro que nunca ha habido un mayor reconocimiento de que “actuar ahora” se ha convertido en un imperativo global para ayudar a proteger nuestro mundo y su gente. Nuestro planeta está bajo presión, hay una urgente necesidad de negociar planes más ambiciosos para limitar el calentamiento global a 1.5°C, en línea con el Acuerdo de París. Necesitamos pasar de la conceptualización a la adaptación, la mitigación y los medios de actualización a escala para negar los profundos impactos que ya estamos experimentando en tierra, mar, clima, energía y ecosistemas.

 

#TimeForAction es la llamada de atención global de las Naciones Unidas para aumentar la conciencia, la ambición y la acción individual y colectiva, por lo que hemos visto a nuestros jóvenes liderar cada vez más el camino. “Los jóvenes han jugado un papel fantástico durante este año para crear conciencia sobre la necesidad de acción climática urgente”, comentó Patricia Espinosa, Secretaria Ejecutiva de Cambio Climático de la ONU durante el Día de la Juventud COP25.

 

Un enfoque inclusivo de múltiples partes interesadas es vital para unir al gobierno, las empresas, la tecnología, la academia y la sociedad civil. Dentro de esto, las corporaciones tienen un papel fundamental que desempeñar y esto no puede ser simplemente compensado por hacer daño en un área, haciendo bien en otra. Más bien, este debe ser un enfoque holístico que reconozca las fuertes interrelaciones entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU y refleje una comprensión de todos los impactos sociales que puede tener una empresa junto con las oportunidades para marcar la diferencia. Esto incluye la optimización de la esfera de influencia de una organización en la cadena de suministro.

 

La acción climática y un compromiso general con la sostenibilidad deben integrarse en la estrategia corporativa, dar forma a las propuestas de valor y el desarrollo, y la aplicación de tecnologías emergentes (y reutilizadas), utilizando la contabilidad de la huella ecológica como punto de referencia. También se necesita una acción urgente para movilizar, reasignar, redirigir y desbloquear el catalizador transformador de billones de dólares de recursos privados para cumplir con los objetivos de desarrollo sostenible. Los investigadores del Banco Mundial indican que la cantidad de pobres extremos, aquellos que viven con menos de $1.9 dólares al día, se mantendrá por encima de 550 millones de personas en 2030, lo que dará como resultado una tasa de pobreza extrema global de 6.5 por ciento. Para garantizar que nadie se quede atrás como promete la agenda de los ODS, aquí es donde debemos centrar los esfuerzos, especialmente en los países en desarrollo.

 

Los mercados financieros reconocen cada vez más las oportunidades de inversores sostenibles. Otros conductos para el cambio incluyen nuevos instrumentos para apuntar a la inversión vinculada a los ODS y nuevas fuentes de financiación, junto con nuevas instituciones de desarrollo y asociaciones del sector privado. Se necesita un enfoque combinado para lograr una amplia gama de fuentes de financiamiento públicas y privadas, junto con una medición clara de la entrega de resultados.

 

La divulgación transparente del impacto climático es esencial para respaldar nuevas inversiones y generar confianza: el mundo no llegará a ser carbono neutral si el sector financiero no sabe cómo las empresas están respondiendo al desafío y las partes interesadas deben creer en su legitimidad. Un ejemplo es la innovadora metodología de CO2 de Schneider Electric que puede cuantificar el impacto de las ofertas de energía, incluidas las emisiones inducidas y evitadas o ahorradas, lo que ayuda a informar la toma decisiones tanto para los consumidores como para los inversionistas.

 

La adopción de objetivos basados en la ciencia (SBT, por sus siglas en inglés) ofrece una nueva “prueba de fuego” cuando se trata de la credibilidad corporativa del carbono y la gestión del riesgo climático. Éstos proporcionan una base de evidencia para la acción dirigida a reducir las emisiones, permitiendo a las empresas ser más ambiciosas en su liderazgo en sostenibilidad. Ésta es también una propuesta de valor corporativo. Además de ayudar a limitar el calentamiento global a 1.5°C, las organizaciones que se gestionan activamente de esta manera logran un ROI superior sobre las empresas que no están comprometidas, incluido el estímulo de la innovación en productos, tecnologías y servicios bajos en carbono.

 

Adicionalmente, el comportamiento del consumidor también debe evolucionar, especialmente cuando sólo una de cada 10 personas informó que planea reducir el consumo de energía y existe una falta de conciencia sobre los impactos cotidianos; ya sea a través de la transmisión de datos o simples búsquedas de información en línea, todo suma. Y hacer adaptaciones individuales a nuestras vidas se acumula para hacer una diferencia colectiva. Debemos alejarnos de la percepción de que es el deber de otra persona hacer más. Por el contrario, podemos unirnos para crear soluciones colaborativas y cambios de comportamiento que sean buenos para los negocios y esenciales para lograr un impacto sostenible a escala. Este es nuestro único planeta, y el cambio climático es una realidad. Es hora de tratarlo mejor.

Por Enrique González Haas, presidente y director general de Schneider Electric México y Centroamérica

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Yesica Flores
Soy Yes, blogger desde hace más de 15 años. Contacto [email protected]

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