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Dinero Electrónico más allá del sistema bancario

Por Guillermo Barbero, Socio – First Corporate Finance Advisors S.A.
Según la ONU, el dinero electrónico, conjuntamente con los microcréditos, tendrá un rol preponderante en el desarrollo de las economías más postergadas del mundo. Durante los últimos años se ha producido un incremento exponencial del uso de la tecnología aplicada a incentivar el desarrollo de comunidades en donde la bancarización es baja y resulta muy compleja.
Existen 4 billones de personas cuyos ingresos menores a U$S 1.500 al año hacen que sean objetivo de los microcréditos. Abundan casos satisfactorios a nivel mundial, por ejemplo Kenia, en los que se ha disminuido el nivel de pobreza y aumentado los ingresos per cápita al mismo tiempo, gracias a este sistema.
Si bien existen innumerables beneficios, como bajos niveles de burocracia para el otorgamiento de los créditos, mayor alcance de mercado y bajo riesgo de los prestamistas; se observan existen algunos riesgos. La no existencia de bancos posibilita que sean incluidos industrias o actores que no se encuentran regulados de la misma manera que las entidades previamente mencionadas, pudiendo generar dudas o cuestionamientos acerca del uso y destino de los fondos. Además subyace el riesgo que, por consecuencia de no estar bancarizado, el dinero sea extraído del sistema y se pierda el foco en lo que respecta a la inclusión financiera para generar un círculo virtuoso que contribuya a incrementar la participación de más personas.
Actualmente Argentina se presenta como una oportunidad más que interesante ya que posee las condiciones necesarias para que se pueda desarrollar este mercado. Según el informe del Observatorio de la Deuda Social, emitido por la Universidad Católica Argentina (UCA), el país cuenta con 13 millones de personas viviendo por debajo de la línea de la pobreza y otras 2,7 millones de personas calificadas como indigentes. Estos individuos que no se encuentran incluidos en el sistema bancario y por su situación financiera no alcanzan a cumplir con los requisitos expedidos por los proveedores no financieros, representan una oportunidad inmejorable para desarrollar estas alternativas de financiamiento.
Observando números de la economía argentina, nos encontramos con una gran relevancia de los proveedores no financieros frente al volumen de cartera en manos del sector bancario y el resto del sistema financiero. De los casi $600 mil millones en carteras vigentes en la economía argentina hacia Febrero de 2017, la participación de los primeros asciende a un 16,6 %, según datos propios y del BCRA. Esto evidencia el gran potencial de contribución de los proveedores no financieros en materia de inclusión de la mano del dinero electrónico.
Se observa que, en lugares menos poblados y con menores niveles de PBI per cápita, los niveles de bancarización son relativamente bajos. Esto representa oportunidades de desarrollo para nuevos medios de pago dentro del sistema no bancario para contribuir a la inclusión financiera a través de microcréditos en los sectores más marginados.
De acuerdo a esta situación, pensamos que el esfuerzo de generar nuevas oportunidades de inclusión financiera no deben quedar a cargo solamente de los Bancos o de las Autoridades políticas y económicas, se debe convocar a toda la actividad económica a que se una al esfuerzo de reemplazar los movimientos en efectivo por otras alternativas como las billeteras electrónicas o los dispositivos electrónicos y teléfonos celulares.
Los proveedores no financieros han dado los primeros pasos: tarjetas regionales, compañías de crédito para consumo, cooperativas, mutuales y clubes de usuarios, consumidores y prestadores, organizaciones de Microfinanzas, compañías de venta de bienes semidurables y electrodomésticos han dicho presente a la hora de expandir el crédito de consumo. Es tiempo de incorporar a los medios de transporte público (tenemos una muy buena base en la Tarjeta SUBE), kioscos, estaciones de servicio, comercios y prestadores de servicios en general.
Repasando casos exitosos de implementación de sistemas de dinero electrónico en el mundo observamos que partieron de medios de pago que ya estaban extendidos previamente por necesidad.
Sistema Chipknip en Holanda: Introducido en 1996, finalmente reemplazado en el año 2015. Tarjeta-chip cuyo objetivo inicial era actuar como medio de pago en el transporte público holandés. Posteriormente extendida a otros usos cotidianos como parkings, restaurantes, y pequeñas transacciones de ventas en general.
Sistema Octopus: Introducido en 1997 en Hong Kong. Tarjeta-chip (otras variantes incluyen: chips en relojes pulsera y celulares) originalmente dirigido al transporte público, y posteriormente extendida a transacciones en tiendas, supermercados, restaurantes, taxis, y más recientemente como llave para acceder a edificios residenciales y de oficinas, universidades y escuelas (registro de asistencias), y bibliotecas (registros de préstamos).
Sistema M-Pesa: Introducido en Kenia en 2007, opera a través de celulares (vía mensajes SMS). Pertenece a una compañía de telefonía celular. Sirve para realizar pagos de cualquier tipo, transferencias entre usuarios, extracciones y depósitos en cualquiera de los agentes, envíos de remesas, recargas de celulares, y más recientemente extendido a la obtención de microcréditos de consumo, depósitos de haberes, y pagos de facturas. Actualmente ha llegado a canalizar a través de su sistema el equivalente a aproximadamente el 25 % del PBI de Kenia. Considerado uno de los sistemas más exitosos de dinero electrónico en su formato a nivel mundial, representa además un caso ejemplar respecto a los resultados que ha obtenido en materia de inclusión financiera, en una población con escasa presencia bancaria en sectores rurales, y signada por la violencia post-elecciones en el año 2008 lo cual hacia percibir a éste sistema como un lugar más seguro que los Bancos para depositar el dinero.
En Argentina
Se cuenta actualmente con 4.000 puntos de venta de tarjetas, 14.500 puntos de carga y la posibilidad de realizar cargas online y en cajeros automáticos.
En el año 2015, el monto que fluyó a través del sistema S.U.B.E. entre uso y carga fue de aproximadamente $ 13.800 millones.
Creemos que se cuenta con la suficiente penetración del sistema como para comenzar a extender este medio de pago a otros rubros; ya sea desde pequeños pagos de ventas minoristas, a pagos de servicios de transporte privado como taxis (Partiendo de la premisa de considerar cualquier transacción que involucre pequeñas sumas de dinero).

Yesica Flores

Soy Yes, blogger desde hace más de 5 años. Me he especializado en el viejo y olvidado arte de divagar. Contacto [email protected]

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